Siempre me he considerado mala para los secretos, particularmente los míos, porque de alguna forma parecía que me escondía, que me avergonzaba, y yo aspiro a la libertad, a mostrarme, a dejarme ser vista y escuchada, a reclamarme humana, por eso siempre fue fácil compartir mis secretos; pero ahora tengo uno enorme, que no tengo ganas de compartir, que si lo cuento siento que me muero.
Y ahí aferrada a mi secreto y sin saber cómo enfrentarme a él, me encontré en una danza de pensamientos polares, dudas penduleantes. ¿Los secretos son buenos o malos? ¿Duelen o alivian? ¿Lastiman o sanan? ¿Dañan o protegen? ¿Me encadenan o me liberan?
Siempre que contemplo la dualidad me tengo que recordar no pensar de manera lineal, no buscar una sola respuesta correcta, y abrazar lo que hay cómo parte de un todo.
Entonces la respuesta es si. Tal vez los secretos si pueden proteger tanto cómo doler. Y cada vez más creo en el poder y el impacto que tienen, tanto a mi favor cómo a mi contra. ¿De qué forma me enfrento a eso? ¿A un secreto que si lo escupo me vulnera, pero que si me lo trago me mata? y ahí estaba yo con ganas de expresarlo, de sacarlo, pero con miedo de compartirlo.
y de pronto fuuuum. Una idea maestra.
Me pasa con bastante frecuencia que voy a los museos, leo poesía o escucho música, y no entiendo nada, pero siento muchísimo.
En un mundo tan insensible ser sensible es de locos, aunque los locos sean otros.
¿Cómo lo hacen los Artistas? ¿Será que en este impulso por expresar los secretos más profundos del alma, nació el arte cómo lenguaje encriptado del corazón?
Una forma de contar un secreto, sin contarlo. Una forma de retratar la más absoluta y bruta verdad y esencia en un idioma que nadie puede entender a menos que resuenen cómo dos notas en una misma frecuencia.
Tal vez el arte es un lenguaje que no se habla, se siente.
Formas, sonidos y colores cómo un código para encriptar lo que en la calle tal vez se juzga, pero en un cuadro se admira.
Un secreto a la vista de todo el mundo.
Afuera de mí, pero absolutamente mío.
Un candado y mi corazón la llave.
Una certeza disfrazada de duda.
Solución en un eterno misterio.
Creo que la única forma de enfrentarse a un secreto es a través del arte.
Arte deMagdalena Kalieva.